Tribunero

divendres, 22 d’abril del 2016

EL 'PICHICHI' DE LA CAMISETA MEYBA


Enrique Castro, Quini, conocido como 'El Brujo' por su capacidad para formular hechizos ante la portería, fichó por el Barça en 1980, a punto de cumplir 31 años, con tres trofeos 'Pichichi' en sus alforjas. Era bueno, muy bueno. Tal vez no un 'super-clase', pero listo como nadie en el área, siempre en el sitio oportuno y capaz de rematar de todas las formas posibles a gol. Tan bueno era que, a pesar de que cuando comenzó la Liga ya había cumplido los 31, todavía ganó dos 'Pichichis' más con la camiseta azulgrana en los albores de la 'era Meyba', los de las temporadas 1980-81 y 1981-82. Suma un total de cinco, a uno del récord de seis 'Pichichis', en poder de Telmo Zarra. Pero Quini tiene dos más en Segunda División, para un total de siete. Si logró tres 'Pichichis' en Primera jugando el Sporting de Gijón, que en los años setenta era un modesto equipo 'ascensor', ¿qué no habría logrado en un grande?
Cruyff y Quini, en una foto
de Horacio Seguí
La respuesta estuvo en manos del presidente del Sporting entre 1973 y 1977, Ángel Viejo. En la temporada 1973-74, Quini logró su primer trofeo 'Pichichi'. El Barça de Johan Cruyff, flamante campeón de Liga, intentó su fichaje pensando en un tándem demoledor del 'Brujo' asturiano con el astro holandés. Sin embargo, aunque para los jóvenes de hoy resulte del todo inconcecible, en aquella época existía un oprobio llamado 'derecho de retención', que permitía a los clubs prorrogar indefinidamente los contratos de sus jugadores con un simple incremento del 10%. Una práctica esclavista que hizo que el presidente Viejo lograse encadenar al bueno de 'Quinocho' en Gijón.
No fue hasta 1984 que ese derecho de retención fue abolido totalmente. A partir de 1979, los futbolistas lograron que se fuera regulando. Y así, en 1980, el nuevo presidente sportinguista, Manuel Vega-Arango, fue más magnánimo (forzadamente) y Quini fichó por el Barça, al que llegó junto a Alexanko, con Kubala en el banquillo recién terminado su periplo con la selección. Nunca se sabrá qué habría pasado si Cruyff hubiese encontrado en Quini al rematador de sus pases, centros y asistencias, al finalizador de sus fintas, regates espeluznantes y cambios de ritmo. Agustí Montal intentó el fichaje del goleador en 1974 y otra vez en 1976, con el Sporting recién descendido  pese al segundo 'Pichichi' del 'Brujo'. No hubo manera. En lugar del asturiano, Cruyff tuvo a su lado en la delantera del Barça a Manolo Clares.

ÍDOLO SIN LIGA


Quini fue, y todavía lo es, un ídolo en Barcelona, aunque hace unos cuantos años Bojan Krkic cometiese la infame blasfemia de decir que no sabía quién era Quini. Llegó en la época en la que cada año ocurría algo que alejaba al Barça del título de Liga. Y en su primera temporada ese 'algo' fue su propio secuestro. El Barça, con HH en el banquillo tras la destitución de Kubala tras un inicio paupérrimo, había emprendido una asombrosa reacción que recordaba a la del Barça de Cruyff en 1973. Con un Schuster recién incorporado que cubrió la plaza de Krankl, el gran sacrificado por la llegada de Quini, y un Simonsen cada día más integrado en el club, el Barça parecía imparable y los goles del 'Brujo' llegaban a pares.
Núñez y Quini, tras la liberación del delantero,
en una foto de Mundo Deportivo
Pero, claro, algo tenía que pasar. Primero hubo el intento de golpe de estado, el 23 de febrero de 1981. Los más tribuneros pensaron, antes que en otra cosa, en que si Tejero la liaba parda la Liga podía suspenderse justo cuando el Barça estaba a punto de atrapar al líder, el Atlético de Madrid. Un estado de sitio, guerra o similar era secundario. Lo prioritario era que la Liga no se detuviese. No en ese, precisamente ese, momento. Se arregló lo de los militares, pero el 1 de marzo, después de que el Barça golease al Hércules (6-0, con dos goles del Brujo) y se pusiese a un punto de los rojiblancos y con la visita al Calderón al cabo de una semana, Quini fue ni más ni menos que secuestrado por unos delincuentes comunes.
El rapto de Quini superaba lo imaginable. Trece años antes, en 1968, Julio César Benítez había fallecido en vísperas de un Barça-Madrid decisivo para la Liga y los más veteranos añadían una desgracia más a una lista de gafes que ya en esa época se recitaba de carrerilla: la Liga de los dos 'Pupas', Barça y Atlético, regalada al Valencia empatando, en 1971; el penalti de Fermín en Córdoba en 1972; el penalti de Glaría en un derbi en 1973; el '¡Manolo marca ya!' de 1977... casi siempre pasaba algo, ¡pero un secuestro o una muerte era demasiado...!

'14', PERO NO DE CRUYFF


El equipo no supo (no pudo) competir sabiendo que Quini estaba secuestrado. Los jugadores incluso se plantearon no jugar, pero si tras ¡el fallecimiento! de un jugador del Barça no se suspendió un clásico, difícilmente iban a suspender un Atlético-Barça por un 'simple' secuestro. 'Keegan' Ramírez (es un misterio por qué le pusieron ese apodo) jugó en el Calderón y la Federación tuvo la deferencia de permitir que lo hiciese con el dorsal '14', dejando el '9' en la caseta. Quini estuvo cerca de un mes secuestrado, con jornadas suficientes para perder otra Liga. Cuando volvió, aún marcó los goles necesarios para sumar su cuarto 'Pichichi', el primero con la camiseta Meyba del Barça. Y ganó la Copa ante su querido Sporting.
Quini, al Camp Nou, foto del FCB
El segundo 'Pichichi Meyba' llegó a la temporada siguiente, con Udo Lattek en el banquillo. Sí, el mismo Lattek de la 'Liga de Lattek'. Esta vez la desgracia del Barça fue, primero, la lesión gravísima de Schuster perpetrada por Goiko. Otro día ya nos centraremos en la violencia de este ser. Sin Schuster, el equipo se rehízo, pero incomprensiblemente se le fundieron los plomos a seis jornadas del final y con cinco puntos de ventaja. Otra Liga para la retahíla. Quini logró, pese a todo, un quinto 'Pichichi', el segundo con la camiseta Meyba y último de su carrera, a los 32 años. Se resarció con la Recopa de Europa. También marcó en la final. Y es autor del Gol 3.000 del Barça en la Liga.
Quini, en definitiva, no coincidió con Johan Cruyff en el mismo equipo a pesar de la admiración que el 'Flaco' sentía por él. Sí compartió dos años vestuario con Diego Armando Maradona. Jugaron juntos más de una vez, pero César Luis Menotti optó por un sistema con Diego de 'falso nueve'. Y ahí Quini no acababa de encajar. Quizás sin el derecho de retención y con un tándem Cruyff-'El Brujo' la historia del fútbol español habría cambiado en los años setenta. La cuestión es que se retiró con dos Copas, una Recopa, una Copa de la Liga y una Supercopa de España. Pero sin la Liga.
Este sábado, en la previa del Barça-Sporting, sus dos equipos del alma, Quini recibirá la insignia de oro y brillantes del club barcelonista.



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